Deficiencia de micronutrientes ligados a problemas del desarrollo y neurológicos

Este artículo está basado en una revisión bibliográfica de 822 investigaciones asociadas. La evidencia observacional muestra una correlación clara sobre varios trastornos neurologicos y patrones dietéticos bajos de calidad nutriciones en específicos relacionados con una mayor ingesta de carbohidratos refinados y grasas totales, y la ingesta inferior o niveles de fibra, omega-3 y omega-6 grasos ácidos, verduras, frutas, y cierta vitaminas y minerales (vitamina B12 y B6, folato, vitamina C, zinc y selenio). La evidencia muestra el papel de la alergia y sensibilidad a los alimentos, así como la composición de los microbiomas y los fitonutrientes específicos (como la L-teanina, el sulforafano y el resveratrol). Los estudios experimentales han demostrado beneficio utilizando patrones de dieta saludable y vitaminas y minerales específicos (vitamina B12 y B6, ácido fólico y zinc) y amino ácidos (serina, lisina, glicina y triptófano).

Además del impacto en el bienestar emocional, el funcionamiento y la calidad de vida, los pacientes que sufren trastornos psicóticos tienen un riesgo dramáticamente elevado de comorbilidades médicas, que tienen un impacto significativo en la mortalidad y la morbilidad. Como resultado, se ha estimado que la esperanza de vida de los pacientes con esquizofrenia es de 8 a 20 años menos que en la población genera

En general, existe evidencia significativa de que los patrones dietéticos están asociados con la psicosis y que la intervención terapéutica puede afectar la psicopatología.

Si bien la relación entre la psicopatología y los carbohidratos totales de la dieta no está clara, parece haber una asociación con una mayor ingesta de carbohidratos refinados. Por otrolado hay muy pocas estudios donde se describa el mecanismo por el cual los carbohidratos de la dieta podrían estar afectando los síntomas de la psicosis; sin embargo, algunos han sido propuestos. Los alimentos con un índice glucémico más alto pueden causar hipoglucemia reactiva que incluye una serie de síntomas neuropsiquiátricos cuando se induce en un laboratorio.

La dieta cetogénica es una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos que se ha utilizado desde la década de 1920 como terapia para la epilepsia pediátrica. La dieta da como resultado el uso de cuerpos cetónicos, en lugar de glucosa, como fuente de combustible para el cerebro. Las anomalías en la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina, así como la disfunción mitocondrial y los trastornos del metabolismo energético, se han asociado con la patogénesis de la psicosis y podrían ser mecanismos potenciales para que esta dieta ejerza un efecto.

Con respecto a la fibra dietética, el aumento de la ingesta reduce el índice glucémico de los alimentos; como tal, la fibra también puede ejercer un efecto reduciendo la hipoglucemia reactiva. Existe evidencia preliminar que sugiere que la fibra puede afectar la salud mental al modificar microbioma intestinal. Los carbohidratos dietéticos no digeribles son una fuente de alimento para las bacterias intestinales y afectan los niveles relativos de diferentes especies con una dieta mediterránea y vegetales de hoja verde que contribuyen a especies más beneficiosas. La relevancia de la composición de microbioma intestinal para la salud mental cada vez es más relevante.

La cantidad recomendada y el tipo de grasa en la dieta para consumir es un área controvertida en el campo de la ciencia de la nutrición en la actualidad. Por ejemplo, en los últimos años, hemos visto un cambio de énfasis en la importancia de una dieta baja en grasas (y, por lo tanto, a menudo alta en carbohidratos) para incluir grasas más saludables en la dieta . Paralelamente, la industrialización ha traído un cambio dramático en la cantidad relativa de ácidos grasos omega-3 y-6 consumidos como parte de la dieta estándar de América del Norte, en parte debido al consumo ubicuo de aceites de semillas procesados, que son relativamente Alto en omega-6 PUFAs (Ácidos grasos poliinsaturados). Un desequilibrio de los ácidos grasos omega-6 a-3 afecta las vías biológicas antagónicas que pueden conducir a una sobreproducción de citoquinas inflamatorias.

Se han propuesto varios mecanismos potenciales para explicar la eficacia potencial de ácidos grasos esenciales en la enfermedad neuronal. Se ha sugerido que las personas con psicopatología pueden tener anomalías en el metabolismo de los ácidos grasos esenciales que conducen a niveles anormales y que el tratamiento con medicamentos antipsicóticos puede llevar a la normalización de los niveles de ácidos grasos esenciales. El desequilibrio de los ácidos grasos esenciales puede afectar los niveles de inflamación y el estrés oxidativo, y alterar la sensibilidad a la serotonina y la neurotransmisión de dopamina. Los ácidos grasos esenciales han demostrado efectos neuroprotectores.

En el ámbito de las intervenciones nutricionales para la psicosis, se ha prestado mucha atención al papel de los ácidos grasos esenciales. El tratamiento o la prevención de la psicosis y los síntomas relacionados con los ácidos grasos esenciales representa una intervención adyuvante segura con plausibilidad biológica fuerte, particularmente en los dominios de síntomas de los síntomas cognitivos y negativos, donde las opciones de tratamiento son mucho más limitadas. Faltan muchos más estudios sobre los mecanismos del omega 6 y el omega 3 en muchas patologías asociadas. Además, es necesaria una exploración adicional de las relaciones de omega-6 a omega-3 en pacientes con psicopatología versus controles, dado el impacto opuesto de estos tipos de ácidos grasos en la inflamación.

En general, hay una falta de investigación prospectiva y experimental sobre los efectos de la proteína dietética, lo que justifica un estudio adicional. Algunas evidencias observacionales sugieren una posible asociación entre los niveles de aminoácidos y la psicopatología. Sin embargo, se observa que la falta de un estado de deficiencia claramente definido limita la interpretación de estos resultados. Los estudios que midieron los niveles de triptófano fueron más propensos a mostrar una asociación entre los niveles más bajos y la psicopatología; Beneficios reportados en estudios preclínicos y experimentales. El triptófano es el precursor de la síntesis de serotonina, y los estudios en animales y humanos han demostrado que la manipulación de la ingesta de triptófano puede afectar los niveles cerebrales de serotonina, lo que ocasiona una recaída de la depresión en pacientes y sujetos sanos susceptibles. Se sabe que los medicamentos antipsicóticos de segunda generación modulan la neurotransmisión serotonérgica.

Además, los aminoácidos lisina, glicina y serina han demostrado ser beneficiosos en pacientes con psicosis cuando se usan de forma complementaria en estudios experimentales. La glicina y la serina pueden modular los receptores NMDA (N-metil-D-aspartato) y se cree que ejercen un efecto como resultado de la teoría de la hipofunción del receptor de NMDA glutamatérgico de la esquizofrenia.

Estudios observacionales y experimentales han reportado una asociación entre el aminoácido metionina y el daño. El mecanismo por el cual la metionina participa en la salud mental parece estar relacionado con la metilación y su papel en el metabolismo del carbono-1, una vía compleja que se basa en los niveles adecuados de vitaminas B6 y B12 y la forma activa del ácido fólico. Las interrupciones en esta vía debido a la deficiencia de vitaminas o las mutaciones en el gen MTHFR pueden aumentar los niveles de homocisteína, que se sabe que es neurotóxica, además de afectar la síntesis de glutatión. Un estudio reciente indicó que los altos niveles de metionina en líquido cefalorraquídeo en pacientes con psicosis están relacionados al metabolismo más que a la ingesta

Los médicos pueden considerar alentar a los pacientes a incluir cantidades adecuadas de proteínas en su dieta para garantizar la provisión de aminoácidos esenciales, que no pueden sintetizarse de forma endógena si se consumen en cantidades inadecuadas. Se puede hacer hincapié en fuentes fuertes de triptófano, lisina, serina y glicina.

En 1966 un estudio describió una asociación entre la sensibilidad al gluten y la esquizofrenia. Más recientemente, los mecanismos que vinculan la sensibilidad al gluten y la esquizofrenia fueron respaldados por la hipótesis de que los pacientes con esquizofrenia muestran niveles elevados de inflamación gastrointestinal, marcadores sistémicos de inflamación e inmunidad desregulación, y evidencia de alteración de la permeabilidad intestinal. La composición del microbioma intestital se ha implicado en la relación entre las sensibilidades de los alimentos y la esquizofrenia, en parte debido a su papel crucial en el eje intestinal y la regulación del sistema inmunológico. El lector interesado se dirige a los siguientes artículos de revisión para una mayor discusión de estos mecanismos (Dickerson et al., 2017 y Kanji S et al., 2018)

En resumen, las dietas sin gluten representan una estrategia terapéutica adyuvante potencial para un subconjunto de pacientes con psicopatologías. Es necesario aclarar qué biomarcadores de la sensibilidad al gluten se deben medir clínicamente. Los estudios podrían considerar incluir la medición de IgG anti-TTG6, la isoforma de TTG expresada en el cerebro, o IgG anti-gliadina según la literatura actual.

Un conjunto importante de datos observacionales muestra una menor ingesta de verduras y frutas en pacientes con psicosis. Sin embargo, faltan datos experimentales. Hay varios mecanismos propuestos por los cuales las frutas y verduras pueden tener un impacto positivo en la salud mental. Estos están relacionados con la provisión de componentes como fibra, vitaminas, minerales y fitonutrientes.

Además de ser posiblemente relevante en la patogénesis de la psicosis, se sabe que la ingesta de vegetales afecta muchas de las comorbilidades médicas comunes en pacientes con psicopatologías. Los metanálisis han asociado un mayor consumo de verduras con un riesgo cardiovascular reducido, una mortalidad por todas las causas y un menor riesgo de diabetes tipo 2. A pesar de estos resultados, se justifica una investigación más experimental sobre los efectos en la salud mental de la ingesta de frutas y verduras en la dieta.

Aunque preliminar, la mayoría de estos estudios que evaluaron los fitonutrientes en modelos animales o poblaciones clínicas informaron resultados positivos, falta de eventos adversos y mecanismos de acción plausibles; sin embargo, el tamaño pequeño de la muestra y el alcance limitado de los fitonutrientes que se han estudiado hasta la fecha limitan la generalización. Otros estudios de intervención, especialmente en humanos, parecen estar justificados.

Debido a que estos nutrientes se obtienen de frutas y verduras, estos datos proporcionan una razón adicional para la inclusión de frutas y verduras en la dieta. Los medicos y los pacientes pueden considerar enfatizar las fuentes de fitonutrientes con la mayor evidencia para apoyar su utilidad. Estos incluyen: té verde, brócoli, cebollas y bayas.

En general, los estudios sobre la relación entre los minerales y la psicosis son pocos en número y limitados en calidad. La gran mayoría tenía un diseño transversal y, dada la mala alimentación que se sabe que consumen los pacientes con psicosis, no está claro si las deficiencias minerales precedieron al trastorno o fueron el resultado de este. Los estudios prospectivos serían beneficiosos para diferenciar estas dos posibilidades.

Ninguno de los estudios incluidos en esta revisión evaluó el mecanismo por el cual los minerales pueden afectar la salud mental; sin embargo, varios han sido estudiados. El zinc desempeña un papel en una amplia gama de funciones celulares, incluida la transducción de señales, la expresión de genes y la apoptosis. Se concentra en el sistema límbico del cerebro en las neuronas glutamatérgicas enriquecidas con zinc y se sabe que modula la actividad del receptor de NMDA como antagonista, así como la interacción con los receptores GABA y serotonina. La psicopatología se ha relacionado con variantes en varios transportadores de zinc. El selenio funciona como un cofactor para la reducción de enzimas antioxidantes como el glutatión; el papel del estrés oxidativo en la psicosis va en aumento. Esta revisión excluyó los estudios relacionados con la enfermedad de Wilson (WD), una afección autosómica recesiva relacionada con un metabolismo deficiente del cobre que produce una acumulación de cobre en el cerebro y otros órganos: la psicosis es un síntoma bien establecido. Los pacientes con WD muestran cambios en el electroencefalograma e hipoperfusión en la exploración SPECT, y se ha propuesto que el cobre sérico afecta la actividad de la dopamina a través de varias enzimas dependientes del cobre involucradas en la síntesis y la degradación. La cuprizona, un quelante de cobre que se sabe que causa anomalías en la materia blanca, se usa para inducir un síndrome similar a la esquizofrenia en modelos animales para investigación. Se sabe que los niveles de cobre y zinc en el cuerpo están relacionados. Si bien un estudio informó una disminución en la absorción y una mayor excreción de zinc con una dieta rica en cobre, está bien establecido que la ingesta prolongada de niveles altos de zinc (50 mg / día) disminuye la absorción de cobre y reduce los niveles corporales. En conjunto, la homeostasis del zinc / cobre puede ser relevante para la patogénesis de la psicosis y justificar una investigación adicional.

El mineral con la mayor evidencia para sugerir un papel beneficioso en la prevención o el tratamiento de la psicosis es el zinc. Los medicos pueden considerar enfatizar los alimentos que proporcionan una buena fuente de zinc en la dieta.

Existe evidencia observacional y experimental que sugiere un posible papel protector de la vitamina B6 , B12 y el folato en la psicosis. Como se destacó anteriormente, B12 , B6 y el folato desempeñan un papel en el ciclo del metabolismo de 1-carbono, afectando los niveles de homocisteína neurotóxica. Cada una de estas vitaminas también desempeña un papel en la síntesis de neurotransmisores y afecta los niveles de estrés oxidativo. Como el estrés oxidativo es una preocupación establecida en la patogénesis de la psicosis, este mecanismo se ha propuesto para la posible relevancia de la adecuación o suplementación con vitamina A, C y E.

Debido a que las vitaminas se encuentran en frutas y verduras, nueces y semillas, estos resultados pueden proporcionar una razón más para la inclusión de estos componentes de la dieta; sin embargo, la relevancia de estos estudios para la dieta está potencialmente limitada por las dosis muy grandes utilizadas en estos estudios. El meta-análisis reciente encontró que los estudios que usaban dosis más altas de vitaminas B tenían más probabilidades de mostrar beneficios que aquellos que usaban dosis más bajas.

El impacto de la composición de la microbioma intestinal en la salud y la enfermedad es un área de investigación en rápido crecimiento. Estamos empezando a comprender que la composición de la microbioma intestinal es un factor importante que influye en los sistemas corporales clave, como el funcionamiento inmune, la salud metabólica, la salud mental y el eje intestinal.

Los hallazgos preliminares sugieren que los individuos con psicopatologías pueden mostrar diferencias en la composición de los microbiomas, y que esto puede representar un objetivo potencial para la intervención terapéutica. La dieta es de particular interés aquí porque es uno de los determinantes modificables de la composición microbiana (es decir, prebióticos, probióticos y evitación de alimentos que contribuyen a la disbiosis). Se necesita investigación adicional para informar la dosis y la cepa del probiótico, la dosis y el tipo de prebiótico, y el tipo de intervención dietética requerida para la eficacia.

1. Aucoin M, LaChance L, Cooley K, Kidd S. Diet and Psychosis: A Scoping Review. Neuropsychobiology. 2018 Oct 25:1-23. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30359969
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